Novela del gran autor del s XX Gabriel García Márquez y que después de leerla en el COU, descubrí el gran valor de las palabras.
Una de las frases del citado libro es «Nunca es demasiado tarde para nada.» Y lo digo porque nunca es demasiado tarde para tomarte un sencillo Rioja como el que nos ocupa hoy. Se trata del Crianza de Eguren Ugarte, con una resultona mezcla de Tempranillo y Garnacha.
Los días festivos entre semana me cogen desprevenido. Ayer miércoles fue uno de esos días casi inesperados. Lo cual quiere decir que tuve que improvisar el vino, como dos minutos antes había improvisado la comida. Tiré de fondo de armario (mejor dicho, fondo de bodega) y escogí para la ocasión un vino que a priori estaba guardado, pero dudo que él mismo pensara que iba a ser descorchado precisamente ayer.
Nunca es demasiado tarde para saborear un simple Rioja, porque sabes que difícilmente te fallará. Y, efectivamente, no falló. No se pueden decir grandes cosas de él, porque tampoco hay para tanto, pero es el típico vino como la chaqueta que tienes desde hace años, y que cuando tienes prisa, te la pones. No es ni bonita ni fea, pero abriga. Y el vino no es ni exquisito ni malo, pero se toma perfectamente.
