El vino son dos productos bien diferenciados. El vino común es mercancía de consumo urbano, producido en el campo con criterios racionales y económicos, como ocurre con tantos otros.
El vino de lujo responde a criterios emocionales.
Uno no es mejor que otro. Son, sencillamente, complementarios. A veces toca tomar uno, y otras catar el otro. Pero lo que sí es verdad es que el vino vive y convive con nosotros.
Una buena píldora filosófica para empezar la semana.