Esta célebre frase acuñada por el prestigioso economista del S XX John Maynard Keynes, lo podríamos perfectamente apropiarnoslo y cambiar champagne por cava.
Ayer, y sin motivo (¿hay que tener motivos?) abrimos una botella de Brut Rosado de Rabetllat o Vidal. La mejor decisión del día, y a lo mejor de la semana.
Trepat y Garnacha. Ya solamente con esto, vale la pena darle un voto de confianza. Y cuando estás en ello, la sensación de haber descubierto algo nuevo se convierte como cuando éramos pequeños y el primer día de playa te tirabas al mar para bañarte a pesar del frío primaveral del mediterráneo de la Costa Brava. Esta sensación invasora de que realmente vale la pena haber tomado la decisión.
Un color precioso, como de salmón ahumado, mejora la elegancia del momento. Sus burbujas aparentemente agresivas, se convierten en suave masaje para el paladar.
Cada vez pienso más como Keynes, un día sin cava, es un día perdido.