El pasado sábado conocí a Eduard Muixach, que junto a su hermano están tirando adelante un proyecto vinícola de los que necesitan un fuerte aplauso, y una mayor ovación. Viticultors Muixach.
Poco a poco han ido forjando la idea de la elaboración de unos vinos muy territoriales y teniendo en cuenta siempre los principios de la vinicultura regenerativa.
Cuando quedamos con él, la primera sorpresa agradable fue el lugar donde quedamos. En una viña al pie del Montgrí (pequeña montaña que rompe la rectilínea del paisaje, y se deja ver desde todo el Empordà), y por donde, confieso, había pasado miles de veces por delante y no la había visto, puesto que queda perfectamente disimulada desde la carretera.
La cordialidad y la amabilidad de Eduard, enseguida nos la dejó ver, y su entusiasmo nos contagió rápidamente.
Nos explicó lo que eran las práctica de viticultura regenerativa, y nos hizo estar tremendamente cómodos. Nuestro desconocimiento no le importó en absoluto, y se convirtió automáticamente en un maestro, más que un profesor.
Pudimos catar dos vinos. En realidad uno, de momento, ya que el otro lo guardamos para una gran ocasión. D’un lloc de Peratallada , un coupage de Muscat, Picapoll y Garnacha Blanca. Excelente suntuosidad, acidez equilibrada y sabor excelente. Y lo mejor no fue esto. Ni tan solo el arroz con gambas que maridamos. Lo primordial es la experiencia de beber un vino del cual pisas sus territorio a menudo. Entendí perfectamente el valor del Km 0
Guardo mi experiencia para la eternidad