No acostumbro a recomendar vinos, porque no quiero parecer que me paguen por ello (de hecho no recibo ni muestras), y también porque creo en los gustos particulares de cada uno, y el generalizar siempre es un peligro.
Sin embargo, y aprovechando que estamos a las puertas del fin de semano, me atrevo a compartir lo que me apetece tomar estos días, sin entrar en especificar marcas.
Viernes noche. Estamos cansados de toda la semana trabajando y nos apetece cenar ligero y acostarnos pronto. Un Rioja tinto crianza para acompañar la cena de picoteo que nos hemos montado en casa.
Comida del sábado. Hemos ido al mercado y hemos comprado pescado fresco para comer. Un Ribeira Sacra muy frío que saque los colores al pescado y a su acompañamiento.
Cena del sábado. Tenemos invitados, y la cena se improvisa. Un Empordà rosado siempre triunfa, y marida con casi todo.
El domingo comida con la familia. Aquí sí. Tiramos de bodega y abrimos aquel Ribera del Duero que nos acompaña en los buenos momentos, y que con el Fricandó queda de muerte.
¿Y la cena de domingo? ¿Pizza? Una copa de cava o corpinnat bien frío. Exquisita combinación.