Saber más · 9 de noviembre de 2021

¿Tapón de corcho o de silicona?

Hoy día, al abrir una botella de vino, es muy común encontrar un corcho que es corcho, pero de silicona. ¿Es una opción? ¿Moda? ¿La necesidad económica? ¿Es que la silicona que reemplaza el corcho tiene una influencia sobre el vino a corto o largo plazo?

En primer lugar, incluso antes de entrar en la materia de qué repercusiones puede tener sobre el vino la silicona o el plástico, los tapones son cada vez más difíciles de obtener, debido al fuerte aumento de la producción de vino en el mundo, y las bajas reservas naturales de la corteza. Un fuerte desequilibrio, en definitiva, entre lo que el hombre necesita para consumir y lo que la naturaleza puede producir. Encontrar un sustituto que siga manteniendo el vino en la botella es necesario.

En 1996, en California (EE.UU.) y Chile se llevan a cabo una serie de investigaciones para encontrar la mejor manera de crear corchos sintéticos. Este trabajo concluyó con el tapón de silicona, fabricado por inyección de dicha resina en un molde. Entre sus ventajas, se encuentran que su producción es más fácil de controlar y, de hecho, existen grandes empresas que ya no quieren corcho para evitar el retorno del vino con defectos (u oxidación). También hay consumidores que lo prefieren. Asimismo, se trata de un sustituto que parece seguro, ya que no produce polvo y la molécula llamada (TCA), que causa el famoso «bouchoné» -olores y sabores desagradables debido a la contaminación del vino que, generalmente, ocurre cuando hay hongos en el corcho- no se desarrolla. Hay que tener en cuenta que alrededor de un 4% de las botellas con un tapón de corcho suelen tener este problema. Otro beneficio es que estos nuevos tapones son densos y prácticamente no porosos, de modo que el aire no entra en las botellas, por lo que casi desaparece el riesgo de oxidación. Finalmente, las botellas pueden ser almacenadas o puestas a la venta de pie. De hecho, el motivo de tumbar las botellas es mojar la base del corcho y evitar así que el aire entre en contacto con el vino y provoque la oxidación.

Pero cuidado, todos estos beneficios de la silicona sólo son válidos para el consumo de vinos de consumo rápido, es decir jóvenes blancos y tintos jóvenes que van a beberse dentro de 3 años como máximo.