Aun guardo en mis archivos (y en mi memoria) una entrevista de «La Contra» de La Vanguardia de febrero de 2017 al gran summiller, maestro de maestros y comunicador excelente de vinos @joseppituroca
Una entrevista que casi me la sé de memoria a cuenta de releerla incontables veces. A pesar de no conocerle personalmente, él ha sido para mí el eslabón perdido entre el vino y los sentimientos de las personas. A partir de entonces entendí que el vino no solamente es vino. Como bien dice el título (extraído de la entrevista) el vino es líquido (agua) pero además es sentimiento.
Una expresión tan breve pero a la vez tan completa merece ser reflexionada en profundidad. Algún día me atreveré a publicarlo, pero lo que sí ya es real y cierto, que el vino lo bebo (o lo cato) de una forma mucho más solemne y respetuosa. Su espacio, su entorno, su compañía, su copa, su luz, … forma un amalgama donde sin duda alguna fluyen sensaciones, emociones que nos remueven y nos conmueven.
El vino es pasado, presente y futuro. Desnudemos de toda la fanfarria que le rodea, y por un momento volvámonos más primarios, y consideremos que tenemos el privilegio y el tiempo para degustar el placer de los dioses, y de los hombres y mujeres: el vino que con los pies en el suelo nos acerca al cielo.