El vino es historia · 29 de octubre de 2023

Vino es historia

“Si nuestra cultura es la del vino,
seamos inteligentes y civilizados,
disfrutemos del vino y de su entorno
aprovechando sus ventajas,
y evitemos los inconvenientes.”

Los hábitos sociales cambian, sea de modo natural, programado o inducido, este hecho es una realidad innegable. Entre los cambios que en los últimos años se detectan en torno al vino y su mundo cabe destacar el aumento de la frecuencia con la que se oyen o se leen referencias a la cultura del vino. Estas referencias abarcan tanto quejas por la “falta” o “pérdida” de…, como por todo lo contario, el “resurgir”, el “aumento”, el “boom” de… Son también relativamente frecuentes las referencias acompañadas de la coletilla “lo que llamamos” o “lo que se ha dado por llamar” la cultura del vino. Estas coletillas parecen obviar los siglos, o mejor dicho los milenios de cultura del vino que encierra la cuenca mediterránea y, por lo que nos toca, la península Ibérica en particular. Las mismas coletillas tienden a hacer pensar que esto de la “cultura del vino” es un esnobismo más, una moda como tantas otras. Nada más lejos de la realidad.

Hay quien no duda en afirmar que la historia de la civilización es la historia del vino, o que al menos estas corren paralelas en los últimos 11-10 000 años. La uva primigenia era la Vitis vinifera sylvestris. En la época de las glaciaciones se refugió cerca de la cuenca mediterránea, habiendo numerosas evidencias arqueológicas de su presencia en las inmediaciones de Turkmenistán, Uzbekistán y Tajikistán, datadas en lo que va desde el Neolítico hasta comienzos de la época de Bronce. Existen dataciones de OHALO II (cerca del mar de Galilea) que señalan su presencia unos 20 000 a.C. Se postula que la historia de los vinos del Viejo Mundo nace en una extensa zona situada al sur del Cáucaso, donde se han encontrado vestigios de elaboración de vino. Además, son numerosos los vestigios de la elaboración de vinos en varios lugares del extremo oriental del mediterráneo en el período 6000- 3000 a.C., como los de Zagrós, Ebla, Ugarit, Susa, etc. 3 Centrándonos en la península Ibérica , las leyendas y mitos atribuyen al propio Noé la llegada de la vid a la península Ibérica. Dejando aparte estas creencias, la presencia de la vid desde el Terciario y la relativa abundancia de variedades viníferas silvestres nativas hace pensar en un comienzo temprano de la viticultura. Así, pudiera ser que las uvas fueran cultivadas por primera en esta región entre 4000 y 3000 años a.C., mucho antes de que los fenicios llegaran a la península Ibérica (entorno a 1200- 1100 a.C.). Esta hipótesis se acerca a la que atribuye a los tartesos la implantación de la viticultura así como las primeras elaboraciones de vino llevadas a cabo en la Península, datándolas entorno a 2200 a.C.