¿Nos estamos volviendo locos? ¿Qué matices diferencian los conceptos citados en el título? ¿Somos tan exigentes a la hora de escoger cualquier otro tipos de alimento o bebida? ¿O somo esclavos conceptuales?
El vino es esencia de nuestra vida y de nuestra sociedad. Tiempo habrá, y prometo hacerlo, de hablar de cada uno de los conceptos con el cual adjetivamos el vino llegando al extremo de rechazarlos si no cumplen determinados atributos.
Reitero lo dicho muchas veces. El vino es cultura heredada de muchos cientos de años. Evidentemente, y tiene que ser así, el producto ha mejorado y se ha idoa adaptando a los diferentes gustos, según los consumidores, las zonas productivas, y en definitiva su comercialización.
Pero ahora creo sinceramente que nos encontramos ante un cruce de caminos que puede ser peligroso porque toda opción conlleva una renuncia.
No seamos hooligans de las nuevas tendencias. Dejemos que el vino respire y se recomponga. Y al final las cosas seguirán el cauce correcto.