Denominación Origen · 9 de mayo de 2022

Y por fin, un Borgoña

Toda la vida siendo un amante del vino, y sin embargo tenía una lección pendiente. Y era catar un Borgoña con ojos que pretenden ser profesionales.

Pues ayer tuve la ocasión de romper esta circunstancia porque me enviaron un Laforet Bourgogne Pinot Noir. Por unos momentos me imaginé en un Chateau de la Borgoña, rodeado de vinos y quesos, y con un halo de misterio al descorchar.

Con mi nueva flamante copa Riedel, empecé mi ejercicio de cata que estoy aprendiendo con el método WSET. Aquello fue traspasar un río sin posibilidad de retorno. Me recordó cuando, de pequeño, jugaba en los alevines del equipo de ping pong de mi colegio, y al curso siguiente me ascendieron a infantiles, dejando mi condición anterior. Pensé que esto ya no iba a ser lo mismo desués de probarlo.

El aspecto y el color eran preciosos. Aún no lo sé concretar exactamente, pero mi cerebro sufrió un pequeño cortocircuito. Me explico. De pequeño tenía unos mocasines que mi madre les llamaba de color burdeos. El color del vino se asemejaba mucho a estos zapatos. Sin embargo, ¿Borgoña y Burdeos casan? En fin, ante esta pregunta irrespondible, me incliné a continuar a lo que estaba haciendo. En cuanto al olor tenía aromas de colonia de mujer. Colonia fresca de recién duchada. Sin sotisficación pero con pasión.

Posteriormente empecé a catarlo. Se puso en valor la frase de «lo prometido es deuda». Lo que se insinuaba en la nariz se confirmó en el sabor. Una sinfonía de gustos y sabores. Pero todos muy bien comensados.

Se dice mucho de los vinos franceses. Y en España, con demasiada frecuencia se abusa de la crítica fácil hacia ellos. Supongo que en el país vecino sucede exactamente lo mismo con nosotros. Todos tendemos a esta tendencia de que lo nuestro es mejor que lo del vecino.

Yo, lo siento y en este caso, he de decir que el vino en cuestión fue para mi una experiencia novedosa y gratificante, muy gratificante. Sin desmerecer a nadie, dicho vino, sin ser un top en calidad, forma parte ya de mi archivo de sensaciones de calidad. Lo encontré sencillamente, una obra completa. Sin llegar a ser maestra (no es cuestión de exagerar) , es un vino muy bien acabado. No es un coche alemán que funciona pero es espartano en su decoración. Es un coche inglés quizás no tan fiable como los alemanes, pero que te sientas en él y parece que estás en casa. Este vino es esto: la sensación de estar en casa.